Mis amigos...

domingo, 17 de abril de 2011

El Diario de Analía XII - Adiós

Cuando llegó a la Galería, Adriana, su secretaria, la puso al tanto de todo lo que había ocurrido el día anterior. Había llegado un paquete con los ejemplares de la revista con todas las novedades del ambiente artístico cordobés, que junto con otras galerías de arte de la ciudad habían decidido publicar y que serían distribuídas entre quienes visitaran la Galería de Arte. A la tarde,  casi noche, tendría que ir al aeropuerto a recibir a los clientes de Buenos Aires que ya habían comprado algunas obras. Le habían propuesto una serie de actividades en conjunto que podrían ser muy provechosas para la Galería. Le encargó a Adriana que reservara para ellos las habitaciones en el mejor hotel de la ciudad.
Al mediodía volvió a su casa no sin antes comprar comida preparada. Le encantaba cocinar, pero no tenía ni tiempo ni ganas de hacerlo para ella sola. Además tenía que terminar de guardar algunas cosas en las cajas. De todo lo demás se encargaría la empresa de mudanzas que había contratado por teléfono. Habían quedado de acuerdo en que se haría el sábado. 
Buscó el diario y mientras almorzaba siguió leyendo...


"Veinticinco largos días pasaron desde la última vez que estuve con Pablo. Lo extraño, para qué voy a mentir, y aunque de a poco el recuerdo de su mirada se va borrando, no dejo de pensar en él…todavía…a veces…casi todo el tiempo...
Hace como quince días me llamó y decidí escucharlo: quería que le diera otra oportunidad, que ya estaba preparando todo para decirle a su esposa que quería divorciarse y llevarse todas sus cosas, que se había enamorado de mí...y que me iba a esperar lo que fuese necesario.
Y de pronto,  ya no volvió a dar señales de vida por más de una semana. Hasta ese viernes, que me lo encontré en la calle y que fue cuando me dijo que me había mandado un mail. Cuando los leí, escribí en mi diario que lloré…pero lo que no puse fue que lloraba por mí, porque me había vuelto a equivocar, porque por más que él insistiera, la magia ya se había esfumado. Tengo que aprender a controlar mis impulsos.Tengo que aprender a decir no.

"Pablo, lo siento mucho, pero FUISTE!  No te creo nada más, fui muy estúpida, pero se terminó. No quiero que me llames más. No te quiero más en mi vida."

Ayer a la tarde, eliminé los mails que me había mandado y cancelé mi casilla de correo. Compré un nuevo chip para mi celular y les mandé a mis contactos mi nuevo número. Después tomé el chip que tenía el número de Pablo y lo tiré por el inodoro."


Miró la hora. Todavía tenía tiempo, así que fue a terminar de guardar en las cajas lo poco que faltaba. Luego se cambió y se fue nuevamente a la Galería. 


(continuará...)







4 comentarios:

  1. Lo bueno es que Analía es decidida.
    Y dicen que para olvidar hay que procurar mantenerse ocupado, la mente activa, alejarse de la depresión y para eso el trabajo es lo mejor.
    Sigue interesante la historia.
    Un abrazo Maribe, cuídate, que estés muy bien, luego nos leemos.

    ResponderEliminar
  2. Amiga, uno siente como que te vas dejando algo de piel al ir escribiendo este relato...

    Se siente como algo vivo.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Exactamente. Ella con los años aprendió que lo mejor para no pensar es hacer. Y de paso se hacen cosas útiles...
    Gracias por estar siempre Pherro!
    Cuídate.
    Besos

    ResponderEliminar
  4. Antiqva:
    Buenisimo, significa entonces que se siente real...
    Me gusta que te guste!

    Un beso

    ResponderEliminar

LinkWithin

Related Posts with Thumbnails