Mis amigos...

jueves, 3 de octubre de 2013

Una historia china....





Admiro las historias chinas son mi debilidad, siempre tienen moralejas que te llegan tan profundo como si fuesen clavadas por una espada....

Erase una vez un anciano que tenía un caballo para que lo ayude a labrar la tierra y poder cultivar su campo. Un día, el caballo escapó a las montañas. Cuando los vecinos del anciano se acercaban para darles las condolencias y lamentar su desgracia, el anciano les dijo: -¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quién sabe?

Una semana después, el caballo volvió con una manada de caballos salvajes; tantos que aquella miserable finca paso a ser una de las que mas animales poseía. Entonces los vecinos felicitaron al anciano por su buena fortuna. Este respondió de idéntica forma: -¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quien sabe?

Cuando el hijo del anciano intentó domar uno de aquellos caballos salvajes, cayó y se rompió la pierna. Todo el mundo consideró eso como una desgracia. No así el anciano que se limito a decir una vez mas: -¿Mala suerte? ¿Buena suerte? ¿Quien sabe?

Una semana mas tarde, el ejercito entró al poblado y fueron reclutados todos los jóvenes que se encontraban en buenas condiciones. Cuando vieron al hijo del anciano con la pierna rota, lo dejaron tranquilo ¿Habia sido buena suerte? ¿mala suerte? ¿Quien sabe?

Todo lo que a primera vista parece un contratiempo puede ser el disfraz del bien , ya decía aquel viejo refrán, tan viejo pero tan usado “Las apariencias engañan”. Y viceversa: Todo lo que parece bueno a primera vista puede terminar siendo algo dañino que puede dejar cicatrices para toda la vida.

Seriamos más sabios si dejáramos de juzgar las cosas de buenas a primera y agradeciéramos las cosas que se convierten en bien, aunque en principio no lo parezcan.

lunes, 23 de septiembre de 2013

Dale vida a tu alma


En términos prácticos y reales, nos enfermamos cuando en lugar de expresar lo que sentimos, pensamos o deseamos, lo callamos y lo reprimimos. Cuando dejamos de lado nuestros deseos por cumplir expectativas de los demás. Cuando olvidamos nuestros sueños por cumplir la rutina aceptando vivir sin pasión la vida. De cierta forma, nos enfermamos, cuando vamos en contra de nosotros mismos.

Venimos de una sociedad que nos enseña a someternos, a callar, a vivir bajo un cartabón que no acepta nuevos caminos, que nos uniforma el alma, que nulifica nuestros corazones y crea una mente programada para pensar poco y obedecer mucho. Una sociedad que nos enseña que la enfermedad se cura con el doctor, a través de medicamentos que no permiten seguir “aguantando” las mismas circunstancias que nos enferman, como un anestésico que nos convierte en seres robotizados, desconectados de nosotros mismos.

Millones de personas, en la actualidad, consumen vitaminas, cafeína o bebidas energizantes para poder soportar largas horas de trabajo, desgaste y desvelos, llevando el cuerpo físico a extremos que después, nos pasarán factura ¿no se nos ocurre pensar que lo lógico y natural sería disminuir el desgaste, en lugar de obligarnos a dar más de lo que nuestro cuerpo puede? Escuchar nuestro cuerpo, dormir cuando estamos cansados, comer cuando tenemos hambre. Seguir nuestro ritmo, no el que nos obligan a seguir.

Las flores de Bach, la Aromaterapia o los masajes no están creados para ayudarnos a liberar tensiones hoy para mañana regresar a la vida que nos crea esta tensión. No son un anestésico más. Ni la depresión ni la ansiedad, se podrán liberar cuando estamos tomando decisiones equivocadas.

La sanación no es tan complicada, tiene que ver con regresar a lo esencial, aprender a escuchar nuestro cuerpo, basta con que nos sintonicemos con nosotros mismos y dejemos de darle prioridad al mundo exterior, para comenzar a priorizarnos nosotros, no a través del ego, sino a través del amor, eligiendo lo que hace vibrar al alma.

¿Ya tienes identificado lo que llena de vida a tu alma?






Por: Harumi Puertos

jueves, 5 de septiembre de 2013

Lo que creemos ser


Nuestro sentido de lo que somos determina cuáles han de ser nuestras necesidades y las cosas a las cuales les atribuiremos importancia en la vida; y todo aquello que nos parezca importante tendrá el poder de perturbarnos e irritarnos. Esto se puede utilizar como criterio para descubrir hasta qué punto nos conocemos a nosotros mismos. Lo que nos importa no es necesariamente lo que expresamos ni aquello en lo cual creemos, sino aquello que se manifiesta como serio e importante a través de nuestros actos y de nuestras reacciones.

Entonces conviene preguntarnos:
“¿Cuáles son las cosas que me irritan y me alteran?” Si las nimiedades tienen el poder para molestarnos, entonces eso es exactamente lo que creemos ser: un ser insignificante. Esa será nuestra noción inconsciente. ¿Cuáles son las cosas insignificantes? En últimas, todas las cosas son insignificantes, porque todas las cosas son transitorias.

Podemos decir, “sé que soy un espíritu inmortal”, o “estoy cansado de este mundo de locos y lo único que deseo es paz”, hasta cuando suena el teléfono. Malas noticias: hubo un colapso de la bolsa de valores; se dañó el negocio; se robaron el automóvil; llegó la suegra; se canceló el viaje; se canceló el contrato; el compañero se ha ido; piden más dinero; dicen que es culpa nuestra. Entonces se levanta en nuestro interior una oleada de ira o ansiedad. La voz se torna dura: “no soporto más esto”. Acusamos, culpamos, atacamos, nos defendemos o nos justificamos, y todo eso sucede en piloto automático.

Obviamente hay algo más importante para nosotros que la paz interior que pedíamos hace un momento, y tampoco somos ya un espíritu inmortal. El negocio, el dinero, el contrato, la pérdida o la amenaza de pérdida son más importantes.

¿Para quién? ¿Para el espíritu inmortal que dijimos ser?

No, para mí. Para ese pequeño yo que busca la seguridad o la realización en cosas transitorias y que se enoja o se pone nervioso cuando no las encuentra. Bueno, por lo menos ahora sabemos quiénes creemos ser realmente.
Si la paz es realmente lo que deseamos, debemos elegir la paz. Si la paz fuera más importante para nosotros que todo lo demás y si supiéramos de verdad que somos espíritu en lugar de un pequeño yo, no reaccionaríamos sino que nos mantendríamos totalmente alertas frente a situaciones o personas difíciles.

Aceptaríamos inmediatamente la situación y nos haríamos uno con ella en lugar de separarnos de ella. Entonces, a partir del estado de alerta, vendría la reacción. Sería una reacción proveniente de lo que somos (conciencia) y no de lo que creemos ser (el pequeño yo). Sería entonces una respuesta poderosa y eficaz que no convertiría a la persona o a la situación en enemiga.

El mundo siempre se encarga de que no nos engañemos durante mucho tiempo acerca de lo que pensamos ser, mostrándonos las cosas que realmente nos importan. La forma como reaccionamos ante las personas y las situaciones, especialmente en los momentos difíciles, es el mejor indicador del conocimiento real que tenemos de nosotros mismos.
Mientras más limitada y más egotista sea nuestra idea de nosotros mismos, más atención prestaremos y más reaccionaremos ante las limitaciones del ego, ante la inconsciencia de los demás.

Los “defectos” que vemos en los otros se convierten, para nosotros, en su identidad. Eso significa que veremos solamente el ego en los demás, reforzando así el nuestro. En lugar de mirar “más allá” del ego de los demás, fijamos nuestra atención en él. ¿Quién ve el ego? Nuestro ego.

Las personas que viven en estado profundo de inconsciencia experimentan el ego viendo su reflejo en los demás. Cuando reconocemos que aquellas cosas de los demás que nos producen una reacción son también nuestras (y a veces sólo nuestras), comenzamos a tomar conciencia de nuestro propio ego. En esa etapa es probable que también nos demos cuenta que les hacíamos a los demás lo que pensábamos que ellos nos hacían a nosotros. Dejamos de considerarnos víctimas.

Puesto que no somos el ego, el hecho de tomar conciencia de él no significa que sepamos lo que somos: sólo reconocemos lo que no somos. Pero es gracias a ese conocimiento de lo que no somos que logramos eliminar el mayor obstáculo para llegar a conocernos realmente.

Nadie puede decirnos lo que somos. Sería apenas otro concepto más, incapaz de cambiarnos. No hace falta una creencia para saber lo que somos. En efecto, todas las creencias son obstáculos. Ni siquiera necesitamos alcanzar la realización, porque ya somos lo que somos. Pero sin la realización nuestro ser no puede proyectar su luminosidad sobre el mundo. Permanece en el ámbito de lo inmanifiesto, es decir, en nuestro verdadero hogar. Entonces somos como la persona que finge ser pobre mientras tiene cien millones de dólares en su cuenta, con lo cual el potencial de su fortuna jamás se manifiesta.

Eckhart Tolle

jueves, 22 de agosto de 2013





 
Te amo
infinitamente,
con la simple certeza 
de que algún día 
volverás a mi lado.














Cuando era niña, me acostaba boca arriba en el pasto del jardín de mi casa paterna, para mirar la forma cambiante de las nubes...
En esa época, creía que en ellas se dibujaban los rostros de los que se "habían ido al Cielo".
Yo tenía ganas de volver a ver a mis abuelos...

sábado, 27 de julio de 2013

Una mujer despechada

Eran las tres de la madrugada en punto cuando dijiste que volvías con tu ex, con la mirada fija en el cenicero donde tu cigarrillo lentamente se convertía en humo.
Quise saber el motivo por el cual deseabas regresar a esa relación que habías jurado estaba terminada. 
Pensé que, si  habías decidido volver con ella, tenía que haber un porqué: ¿Quizás ella era divertida? ¿Tenía dinero suficiente para mantenerte? ¿Había entre ustedes sexo salvaje? ¿Qué era lo que te ataba a esa mujer?...
¿Recuerdas, mi amor, lo que dijiste?...Dijiste que ella estaba vieja y gorda, que ya no era divertida y que tampoco tenía dinero, pero que aún disfrutaban de algunas cosas en común.
Por unos segundos, los imaginé en la cama, su cuerpo de vaca, saltando sobre el tuyo, sus ubres pecosas rebotando en tu pecho...
Sentí nauseas y fui corriendo al cuarto de baño. Necesitaba arrojar en el inodoro cada uno de tus falsos te amo, tus promesas incumplidas, las mentiras de tus besos y caricias, que me quemaban la piel.
Tú, mientras tanto, semidesnudo y  en silencio, recogías todas tus cosas sin mirarme.
De pronto recordé el frasco azul. Fui a la cocina y puse agua a calentar. En el preciso momento en que ibas a marcharte,  mientras todo lo que había vivido contigo esa noche daba vueltas en mi mente, te ofrecí una taza de café amargo, tu preferido,  más amargo que de costumbre.
-Gracias- dijiste. Y lo tomaste de un solo trago.
Observé como caías, retorciéndote sobre la alfombra  y pensé que al final, eso había sido lo mejor. El comerciante dijo que era muy efectivo. Y era verdad,  había sido muy útil para exterminar las ratas que provenían del terreno vecino.
Cuando dejaste de moverte, me acerqué a tu oído y te dije: 
"Nunca iba a permitir que una mujer como ella te alejara de mi. La verdad,  mi cielo, nunca entendí por qué esa vaca, gorda, babosa y estúpida te interesaba tanto. Ahora nunca vas a dejarme."
Mi café se había enfriado, como tu cuerpo. Lo tomé despacio sintiendo su sabor acre en cada sorbo y me recosté a tu lado...







martes, 23 de julio de 2013

"Todo sucede por algo"



 La famosa frase ‘todo sucede por algo’ ha sido puesta a prueba, y hoy sabemos que debe ser tomada como cierta” dice Simon Singh


Londres, Inglaterra, 22 de julio.- La carrera del físico Simon Singh parece dar un giro insospechado: luego de haber sufrido demandas por ser un férreo crítico de la medicina alternativa y la sabiduría popular, ahora parece reconocer que en los conocimientos populares hay una verdad inexorable, al menos en el caso del dicho “todo sucede por algo”.

“Siempre he tratado de acercar la ciencia a la gente, me molesta mucho que los saberes populares se acepten como dogma, por ello he luchado toda mi vida por ponerlos a prueba -dice Singh- ahora, debo reconocer que el pópulo tiene razón”.

El estudio que Singh presentará en breve, simplemente denominado Everything happens for a reason parece por fin demostrar la profunda sabiduría que se esconde en frases ancestrales que se aceptan socialmente como verdades indubitables y que hoy, parecen tomar fuerza apoyadas por la ciencia.

“Tuvimos experimentos de toda clase: por ejemplo, dos invernaderos donde en uno regamos las plantas y en otro no, y los resultados fueron distintos para ambos; otro caso fueron dos grupos de fichas de dominó acomodadas en serie, en una tiramos la primera ficha produciendo una reacción en cadena, en la otra no, y los resultados, otra vez, fueron distintos; un caso más de los muchos que analizamos fueron piezas de pan que dejamos algunas a la intemperie y otras en bolsas herméticas, y lo que sucedió con ambos grupos también fue distinto; después de todo esto sólo podemos aceptar que es verdad que ‘todo sucede por algo’, efectivamente, detrás de cada fenómeno detectamos una causa.”

Singh aclara que esto sólo es aplicable para el universo observable. “Está claro como el agua: a partir de hoy cuando te corran de un trabajo, pierdas a un ser querido, fracases en un matrimonio o enfermes de gravedad y te digan ‘no te preocupes, todo sucede por algo‘ no te queda más que aceptarlo. ¿Sabes? tienen razón.” Concluyó.


 Fuente

domingo, 14 de julio de 2013

Retrato de un Perseverante




La historia dice que este hombre fracasó en los negocios y cayó en bancarrota en 1831. Fue derrotado para la Legislatura de 1832. Su prometida murió en 1835. Sufrió un colapso nervioso en 1836. Fue vencido en las elecciones de 1836 y en las parlamentarias de 1843, 1846, 1848 y 1855. No tuvo éxito en su aspiración a la Vicepresidencia en 1856, y en 1858 fue derrotado en las elecciones para el Senado.

Este hombre obstinado fue Abraham Lincoln, elegido presidente de Estados Unidos en 1860.



La lección es muy sencilla: sólo se fracasa cuando se deja de intentar.



Fuente

viernes, 12 de julio de 2013

Simplemente FRIDA

Frida Kahlo

(1907-1954)



Aunque se movió en el ambiente de los grandes muralistas mexicanos de su tiempo y compartió sus ideales, Frida Kahlo creó una pintura absolutamente personal, ingenua y profundamente metafórica al mismo tiempo, derivada de su exaltada sensibilidad y de varios acontecimientos que marcaron su vida.
A los dieciocho años Frida Kahlo sufrió un gravísimo accidente que la obligó a una larga convalecencia, durante la cual aprendió a pintar, y que influyó con toda probabilidad en la formación del complejo mundo psicológico que se refleja en sus obras. Contrajo matrimonio con el muralista Diego Rivera.

En su búsqueda de las raíces estéticas de México, Frida Kahlo realizó espléndidos retratos de niños y obras inspiradas en la iconografía mexicana anterior a la conquista, pero son las telas que se centran en ella misma y en su azarosa vida las que la han convertido en una figura destacada de la pintura mexicana del siglo XX.

"Nada vale más que la risa y el desprecio. Es fuerza reir,
y abandonarse, ser cruel y ligero.
La tragedia es lo más ridículo que tiene el hombre
pero estoy segura, de que los animales, aunque sufren,
no exhiben su pena en teatros abiertos, ni cerrados (los hogares).
Y su dolor es más cierto que cualquier imagen
que pueda cada hombre representar o sentir como dolorosa."

domingo, 7 de julio de 2013

Empezar de nuevo....





¿Te has puesto a observar la actitud de los pájaros ante las adversidades?
Están días y días haciendo su nido recogiendo materiales a veces traídos desde largas distancias...
Y cuando ya está terminado y están prontos para poner los huevos, las inclemencias del tiempo o la obra del ser humano o de algún animal lo destruye y tira por el suelo lo que con tanto esfuerzo se logró...

¿Qué hace el pájaro? ¿Se amilana...se paraliza.. abandona la tarea?
De ninguna manera.
Vuelve a recomenzar una y otra vez hasta que en el nido aparecen los primeros huevos.
A veces, muchas veces antes de que nazcan los pichones, algún animal, un niño, una tormenta, vuelve a destruir el nido pero esta vez con su precioso contenido...
Duele recomenzar desde cero...
Pero aun así el pájaro jamás enmudece ni retrocede, sigue cantando y construyendo, construyendo y cantando...

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