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sábado, 9 de abril de 2011

El Diario de Analía V- Primer beso

La lluvia continuaba cayendo. Analía miró por la ventana y suspiró pensando que los días domingos no debería llover, esos días ya tienen el peso de ser domingo. Recordó que ni siquiera había almorzado, pero no tenía hambre. La verdad es que desde el divorcio ya no era la misma. Miró todo el desorden, las cajas que esperaban  ser llenadas "Ufa, no tengo ganas de hacer nada. Que me importa. En algún momento terminaré con todo este lío". Puso agua a calentar y se hizo un te de manzanilla. Se sentó en el sofá y abrió el diario donde lo había dejado hacía un rato...


"Pablo me dijo que nos encontráramos para tomar un café en un bar del microcentro. Tenía que decirme algo. Así que cuando salí de la oficina me tomé un taxi para llegar más rápido. El tránsito estaba complicadísimo. Llegué tarde. Me esperaba.
Conversamos muchísimo. Le conté que era cordobesa y que mis padres todavía vivían allá. Que como yo quería estudiar en Buenos Aires alquilaron para mí un departamento. Eso duró un tiempo hasta que mi papá se enfermó y yo iba a tener que buscar otra carrera en Córdoba. Pero no quise volver. Esta ciudad me había fascinado. Busqué quien quisiera compartir los gastos del departamento y, Voilà! apareció Lorena. Después de un tiempo dejé la Universidad. Mis padres se enojaron y cortaron mi mensualidad. Tuve que buscar un trabajo.
Mientras yo hablaba, me miraba fijamente, como tomando nota de todo lo que decía. Eso me hizo sentir un poco incómoda. Empecé a preguntarle sobre su vida. Si bien me contó algunas cosas, lo noté algo preocupado. Se lo dije.
"Vamos a caminar" me propuso.
El atardecer comenzaba a teñir la ciudad de rosado. Me tomó de la mano cuando salimos. (¿Tenía una especie de electricidad en su piel o me pareció?) Caminamos así algunas cuadras y llegamos a una plaza. Allí nos sentamos en uno de los bancos. Parecía como si el tiempo se hubiera detenido. Me miró a los ojos, me acarició la mejilla y se inclinó hacia mí para darme un beso muy suave, que me estremeció. Después de ese, vino otro y otro y otro , mientras la oscuridad iba creciendo a nuestro alrededor...
De pronto nos interrumpió su celular. Se levantó para leerlo. Su rostro cambió: "Perdoname. Tengo que irme". Me acompañó hasta que tomé el taxi. Me dio un beso rápido y lo vi perderse entre la gente."


Analía dejó la lectura por un momento y recordó aquel bar, la plaza, los besos. "Parece mentira, leer lo que escribí hace que todo vuelva a mi memoria, como si hubiese sido ayer". Prendió el televisor, pero no había nada interesante. Había dejado de llover y un rayo naranja de sol iluminó el diario que había quedado sobre el sofá. Sin pensarlo mucho, se puso a leer nuevamente...


(continuará...)


8 comentarios:

  1. Todo fue ayer y nada será mañana, por eso sólo el presente es eterno.
    ¡Vaya qué si era ingenua Analía!
    Ni modo, a veces se aprende a la mala.
    Un abrazo Maribe, cuídate, que estés muy bien, luego nos leemos.

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  2. Hola Pherro:
    Más aprende uno a los golpes que por los buenos momentos.
    Analía tal vez aprenda a no ser tan ingenua, pero eso significará dolor...
    Cuídate, nos leemos. Y disfrutemos el presente.
    Un beso para vos!
    Maribe

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  3. Hola Malque:
    Sisisi, veremos como sigue...
    Besos

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  4. HOLA MARIA BEATRIZ

    TE DEJO UN SALUDITO DE DOMINGO
    QUE ESTÉS BIEN,EN COMPAÑÍA DE TUS AMORES.

    BESITOS

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  5. Estoy leyendo tus textos al reves (estuve de viaje unos dias) y eso añade intriga... El modo en que estás reflejando el diario, pasando del presente al pasado, es bellisimo...

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  6. Gracias Antiqva por tu visita!!
    Me quedo esperando las fotografías de tu viaje....

    Un beso
    Maribe

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