Mis amigos...

lunes, 26 de julio de 2010

El Diario

Había adoptado la costumbre de escribir por las mañanas. Lo había leído en el libro que le había regalado su amiga: la propuesta era volcar por escrito lo primero que le viniera a la mente, llenando al menos tres páginas, todos los días y antes de cualquier actividad. Una especie de "diario". El autor sostenía que ese método era muy útil en los momentos de crisis. Decidió probar. El diagnóstico que le habían hecho - una enfermedad incurable- , hizo tambalear su solitaria vida... Lo único que la sostenía era su trabajo como colaboradora en el horfanato.

Al principio le costaba empezar a escribir y pensaba que perdía su tiempo en tonterías. Pero a medida que fueron pasando los días se daba cuenta que esas páginas de la mañana eran fundamentales para sobrellevar la rutina de cada día y su enfermedad...

Ese domingo, empezó como siempre a escribir sin pensar demasiado, dejando que su mano guiara la escritura, como si tuviera vida propia y supiera más que ella misma. Se dejó llevar hasta que no salieron más palabras. Estaba por cerrar el cuaderno, cuando se dio cuenta que había una oración con un tipo de letra que no era la suya. Al leer lo que había escrito se asombró. El mensaje decía:

"Soy Amiel, tu angel guardián. He venido a buscarte". 

Revisó páginas anteriores y descubrió cosas que nunca sospecho haber escrito: frases de aliento frente a su salud, de amor frente a su soledad, promesas de una existencia sin dolor ni sufrimiento...y que pronto vendría a buscarla...

Súbitamente, un aire tibio le rozó la nuca y un escalofrío le recorrió la espalda. 
Al darse vuelta lo vió: una bellísima luz dorada con destellos rosados y violetas que comenzó a envolverla suavemente...Un cántico muy dulce la arrullaba...




Dicen que la encontraron sentada frente al escritorio, con la cabeza apoyada sobre su cuaderno de notas, una especie de diario. Nadie pudo explicar cómo su cuerpo no había entrado en descomposición, a pesar de haber pasado más de una semana desde su fallecimiento...

9 comentarios:

  1. Hola MB.:

    Ése momento, el previo al final, está muy dulcemente relatado.

    El último párrafo, demasiado real.

    En suma, me pareció un cuento interesante.

    Saludos.
    D.

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  2. Saludos Maribe.
    Que bueno poder encontrar en el ejercicio de la escritura un paliativo a los sinsabores de esta vida.
    A fin de cuentas tuvo una conclusión feliz.

    ¿Ya en Argentina? Espero estés bien, cuídate, luego nos leemos.

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  3. Hola D.:
    Muchas gracias!Que bueno que te haya parecido interesante!
    Saludos
    Maribe


    Hola Pherro!

    Escribir nos permite expresar emociones, sentimientos, ideas, fantasías...todo aquello que habita en nuestro interior :)

    Ya estoy de vuelta en mi país. ¿Te he dicho ya que el tuyo me encantó y llenó de colores mis pupilas?
    También cuídate y gracias por pasar por aquí!
    Saludos
    Maribe

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  4. Alguien la cuido de alguna manera extraña. Al menos no sufrió al morir y dejó restos de su vida en su diario escrito.


    Te dejo un beso.

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  5. Hola Malque:
    Ojalá uno pudiera irse de este mundo de esa manera, no?

    Muchas gracias y saludos!

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  6. Cierto: Ojala uno pudiera irse del mundo así.

    Una estupenda historia!

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  7. Hola Todavía:

    Me alegra que te haya gustado.
    Muchas gracias!!

    Saludos :)

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  8. Hermoso Maribe!. ¿Cada día estamos muriendo para empezar a vivir? o ¿aprovechamos que desde que nacimos empezó la cuenta regresiva, para comenzar a vivir?.
    Besos Ma ribe!.

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  9. Hola Carolina:
    La muerte es parte de la vida...vivimos y morimos a la vez, cada segundo que pasa. Hasta que llegue Ese Día, el definitivo de nuestra partida...

    Te cuento algo:
    Cuando un general desfilaba victorioso por las calles de Roma, tras él un siervo se encargaba de recordarle las limitaciones de la naturaleza humana y lo hacía diciéndole la frase:

    ¡Memento mori! ("Recuerda que eres mortal")

    La muerte hace que la vida cobre valor y sentido.

    Un beso
    Ma ribe

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