Anoche fuimos a ver a Los Cafres, una banda argentina que hace Reggae. El título de este post es el mismo de una de sus canciones. Hicieron un recital aquí en mi pequeña ciudad, que se encuentra enclavada en las Sierras Cordobesas, organizado por la Municipalidad y los comerciantes de este lugar con el fin de promover el turismo. Era gratuito. Se realizó en el Polideportivo, un predio donde hay un buen escenario al aire libre. Los organizadores dejaron un espacio de unos 3 o 4 metros entre dicho escenario y un conjunto de sillas plásticas previstas para todos los “invitados especiales”. Los que no lo éramos, podíamos ubicarnos alrededor de las vallas metálicas -las mismas que usan para desviar el tránsito- que rodeaban todo el conjunto.
Así lo hicimos, ubicándonos sobre uno de los costados, no muy cerca de los parlantes, desde donde podíamos ver con cierta comodidad el escenario.
Primero tocaron dos bandas de rock locales, para luego dar lugar a Los Cafres los cuales empezaron su show en medio de muchos aplausos.
De pronto, mientras tocaban la primer canción, la mayoría de los jóvenes que estaban sentados en los últimos lugares (o sea que habían llegado más tarde que los de la primera fila), se levantaron de sus asientos y fueron a ubicarse en el espacio que había entre sillas y escenario y allí se quedaron parados. Aprovechando la confusión, otro montón de jóvenes se colaba por debajo de las vallas y corrían hacia el lugar frente al escenario. Imagínense los invitados especiales, no veían nada!…habían perdido todos sus privilegios...Algunos se pararon sobre las sillas para poder ver algo. Otros se fueron. Por suerte no pasó a mayores. Los de la banda observaron todo lo que ocurría mientras continuaban con el show. Al terminar el tema saludaron a todos los presentes y dijeron algo así como que, si bien su música se sentía más rico bailándola, lamentaban la situación en la que habían quedado los que se encontraban sentados en las primeras filas. Luego continuaron con el show que a pesar de lo ocurrido estuvo muy lindo.
Pero yo me fui de allí preguntándome adonde va esta sociedad en las que no se respeta a otros supuestamente privilegiados, (pero que tal vez hicieron “algo” que los demás no, por ej financiar el espectáculo o llegar con la suficiente antelación como para ocupar las primeras filas).
Ganó el “Si tú tienes algo que yo quiero, ni siquiera te lo pido, te lo arrebato” . Sólo importan los intereses personales y no importa si se pisotean los derechos de los demás…Me parece que esto ocurre demasiado seguido en la actualidad, en todos los ámbitos de la vida diaria y lo que sucedió aquí simplemente es un ejemplo de tantos...
De nada sirvieron las vallas. El orden, las reglas, las leyes, los límites, quizá puedan frenar algo por un tiempo pero a la corta o a la larga no son demasiado efectivos...
Siempre habrá a quienes no les importe transgredirlos para su propio beneficio, aún en desmedro del respeto mutuo y a las normas mínimas de convivencia.
Aquí en Mar del Plata los Cafres hicieron un recital, pero el palco estaba en unas instalaciones del balneario de Playa Grande. Hubo mucha gente y se disfrutó sin inconvenientes.
ResponderEliminarSobre el desorden y los vallados, precisamente hice un comentario en mi post, que quiere reflejar parte de tus reflexiones.
La gente ha debatido sobre el tema, pero muchos tienen distintos modos de ver el asunto.