Desde que Marta se casó su única preocupación fue ser la mejor esposa y madre. Su casa siempre estaba reluciente. Lavaba, planchaba, mantenía todo ordenado, y cada día cocinaba con esmero un menú diferente para su familia.
Diariamente se levantaba a las 6 de la mañana para preparar el desayuno. Cuando el esposo partía a su trabajo y sus hijos a la escuela, Marta salía a hacer las compras de todo lo que necesitaba para su hogar. Por la tarde revisaba las tareas escolares de sus pequeños para luego preparar la cena que servía apenas llegaba el esposo, como siempre malhumorado. Después de lavar los platos demoraba en ir a la cama, con la esperanza de encontrar a su marido dormido, pues se sentía agotada.
Dicen que la culpa la tuvo su amiga de la adolescencia que vino a visitarla luego de haberse divorciado, y que le dijo "Yo también jugaba a la casita perfecta". Dicen también, que todo empezó cuando conoció al nuevo verdulero del barrio, un porteño simpático que cada vez que la veía entrar en su local, le decía con una amplia sonrisa "¡Qué afortunado que soy! ¡Entró el sol en mi verdulería!" y Marta se sonrojaba, y le sonreía tímidamente, porque las demás clientas la miraban, algunas con curiosidad, otras con cierta envidia.
El caso es que ese miércoles, encontró la verdulería cerrada. Una vecina le contó que el porteño se había vuelto a Buenos Aires.
Ese día Marta no volvió a su casa.
Dicen que se fue en busca del porteño, pero que nunca lo encontró.
Dicen que la vieron, casi irreconocible, mugrienta y andrajosa, mendigando en un banco de la estación de trenes de Retiro.
Porteño: nacido en Buenos Aires.
Ni modo, a veces se pierde en las apuestas y muchos dicen que la vida es un albur.
ResponderEliminarA algunas personas, llega un momento en que la vida cotidiana les asfixia, entonces huyen de ella abruptamente y otros morimos lentamente en la costumbre.
Me gustó mucho tu texto, Maribe.
Un abrazo, cuídate, luego nos leemos.
Ay, que historia tan triste... Y lo peor es que es muy, pero que muy, real...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga (pero, porque no dejaste que encontrara al porteño y fuera feliz...)
Hola M.B.:
ResponderEliminarMe pareció muy buena la historia.
Me gustan, tan precisas: buena inspiración.
La foto, genial.
La esposa "políticamente correcta" es muy sufrida. Encima bancarse un malhumorado.
(Recordar que todo camino tiene dos vías).
Para mí la mujer tenía razón y sabía lo que hacía.
"Porque nuestras horas y momentos no pueden compararse con monedas: las monedas guardan un valor determinado y cada momento y cada instante del momento son distintos".
Besos.
D.
HAY... AMIGA QUE HISTORIA TRISTE.
ResponderEliminarPOR ESO YO DIGO QUE NO HAY QUE SER TAN PERFECTA JIJI, LIMPIAR MENOS EH? JIJI.
YO SOY MEDIO BOHEMIA, ESTÁ MAL PERO MI MAMÁ ME EDUCÓ AL REVÉS.
-VOS ESTUDIÁ- SIEMPRE ME DECÍA.
AHORA AHÍ ESTÁN LAS CONSECUENCIAS.
BESITOS
Terrible, pero cuantas de estas historias serán verdad?
ResponderEliminarChispas! mala onda pero si al menos hubiera preguntado al porteño, algo cualquier cosa no irse así a la aventura, ella se lo buscó, en fin.
ResponderEliminarBesos Maribé.
Hola Pherro:
ResponderEliminarPienso que nada es peor que estar muerto en vida...Pienso que sería de las que huyen...
Creo que fue Einstein quien dijo: "Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo"...
Muchas gracias, nos leemos :)
Un beso
Hola Antiqva:
ResponderEliminarA veces, cuando veo a algún mendigo en las calles, me pregunto por qué esa persona eligió esa vida y si será feliz de esa manera...
Te prometo que el próximo cuento tendrá un final feliz!
Besos
Hola Daniel:
ResponderEliminarLas mujeres cargamos con muchos mandatos culturales: una debe ser excelente profesional, buena esposa, buena madre, buena hija, buena amiga, inteligente, delgada pero sexy, etc. etc. etc...
¿Se puede evitar enamorarse? Creo que ella no lo pudo evitar. Intentó iniciar una nueva vida y dejó todo, y al final se quedó sin nada. Era muy tarde para volver atrás. Al menos consiguió ser libre...
Muy buena la frase!
Muchas gracias D.! Me alegra que te haya gustado.
Besos :)
Hola Cuervo:
ResponderEliminarEn principio esta historia es ficción.
Tal vez exista alguna mujer que le haya sucedido algo así, no lo sé...
Cuando veo una mujer en la calle mendigando me pregunto si será más fácil vivir así que hacer lo que hacemos la mayoría: trabajar.
Un beso
Hola Malque:
ResponderEliminarEs verdad, en cierta medida se lo buscó y le salió mal. Hay decisiones en la vida que no nos permiten volver atrás...
Cariños
Hola Luján:
ResponderEliminarSiiii, no hay que malacostumbrar a los demás siendo perfectas!Jeje!
Muchas gracias por tus palabras!
Un abrazo
Maribe
ResponderEliminarComo inicio, te digo, me gusta verte desbordada, tus letras se van solas. Cuando utilizas "dicen" me agrada, es como acoger otra verdad, pero en realidad Marta segura de sí. Muchas veces esos viajes se aprende mejor ver hacia atrás y se toman decisiones
Te abrazo maribe
Hola Alejso:
ResponderEliminarMuchas gracias! Me alegra que te haya gustado!
Cuando uno busca ser feliz, puede llegar el momento en que hay que apostar a todo o nada. Se puede ganar o perder. A veces la rutina ahoga de tal manera que no tienes otra opción más que abandonar todo...
Un beso
me molesta que su felicidad haya dependido de otros.
ResponderEliminaral final la que no se quiso es ella.
me haces pensar beatriz!..y estoy cansada!! jaja
besotes!
Lauri!
ResponderEliminarPienso que ella dejó de ser ella misma para cumplir con las expectativas de los demás. Eso generalmente se debe a una muy baja autoestima. El perfeccionismo se convierte en una trampa, de donde es muy difícil salir, porque uno termina identificándose con ese personaje inventado que suplanta al verdadero ser...
Esa persona busca ser amada, pero al renunciar a ser ella misma, los demás en realidad nunca llegan a amarla a "ella" tal como es, aman una máscara...¿Para qué quieres ese amor???
El porteño del cuento hubiera sido una opción para Marta, para cambiar rotundamente su manera de vivir la vida. Pero no pudo ser. Así y todo, ella fue libre al fin de tantos condicionamientos culturales heredados...
Bueno, era un cuento nomás, Jaaa!
Muchas gracias! Cuidate y descansá!!
Besotes =)
¿Marta alguna vez se interpeló a sí misma? No una pregunta social ("¿quién soy yo?"), ni una pregunta intelectual ("¿por qué soy así?"), ni una pregunta especulativa ("¿seré así o seré asá?"), ni científica, ni nada, sino una pregunta totalmente distinta. ¿Marta alguna vez se interpeló de una manera tan radical que después de la pregunta nada, dentro y fuera, fue lo mismo? ¿O simplemente eso que Marta llama 'vida' es un padecer las cosas con una gran agilidad para hacerlas soportables?
ResponderEliminar¡Un saludo!
La triteza invade.
ResponderEliminarTe hace sentir a esa barboleta que por acercarse a la luz artificial....se quema.
Cariños
Hola Addax:
ResponderEliminarSeguramente lo hizo. Como vos decís, ella padecía las cosas con una gran agilidad para hacerlas soportables. Esa agilidad consistía en cumplir a rajatabla con el "deber ser", que supuestamente la haría feliz. Pienso que puede haberse cuestionado la validez de esos mandatos culturales. El detonante de ese cambio de conciencia fue que alguien la valorara de alguna manera. A partir de ahí, su estructura de pensamiento y sus valores cambiaron y por lo tanto su vida también.
Bah, en realidad el texto se trata sólo de un cuento, Marta es pura ficción.
Cuando veo a una persona mendigando, a veces me pregunto qué puede haberla llevado a esa situación...
Un beso :)
Hola Abuela C.!
ResponderEliminarCuando uno elige un camino, a veces no hay vuelta atrás...
¡Gracias por pasar!
Besos
Oi Maria Beatriz , gostei muito da sua história,de deve ser muito triste ficar nas ruas dependendo dos outros. As vezes na vida a rotina torna insuportável que muitas pessoas prefere a rua do que o própria casa. Você teceu bem a história, gostei muito. Gosto muito quando você me visita. Um beijo e ótimo fim de semana. Smareis
ResponderEliminarHola Smareis!
ResponderEliminarMe alegro que le guste el cuento. Es verdad que vivir en las calles debe ser muy triste.
Muchísimas gracias por la visita y sus amables palabras!
Buen fin de semana.
Besos
¿Una persona mendigando y nosotros, somos diferentes?
ResponderEliminarHola Addax:
ResponderEliminarHummmm, en lo básico, una persona mendigando es una persona, como vos y como yo. En cuanto a sus creencias, su sistema de pensamiento y sus sentimientos y sensaciones, tal vez no coincidamos...