Cuando Analía despertó, un aroma a café y a tostadas perfumaba el departamento. Hizo a un lado la manta con la que Bruno la había tapado mientras dormía. Al verla despierta, Bruno le dijo con una amplia sonrisa:
-Pase Analía, siéntese a la mesa que el desayuno está listo-.
Ella le dio las gracias con una sonrisa. Hacía años que nadie le preparaba el desayuno.
Mientras saboreaban el café, Bruno le contó que ya había avisado al encargado, para que se ocupe de todo y que un cerrajero vendría para abrir la puerta de su departamento, pero no sabía a qué hora.
-No te preocupes. Yo me voy a quedar con vos hasta que todo esté solucionado.
De pronto se escuchó un fuerte trueno y comenzó a llover copiosamente. Analía se levantó y fue hasta el ventanal. Le encantaba observar esas lluvias torrenciales de primavera. Bruno se acercó por detrás y le corrió el largo cabello. Ella se dio vuelta. El tomó con ambas manos su rostro y la besó en la boca.
En ese momento golpearon la puerta. Era el cerrajero que ya había terminado su trabajo. Analía tomó su abrigo y se despidió de Bruno diciéndole:
- ¡Muchísimas gracias por todo Bruno!- Y le dio un pequeño beso.
Ya en su departamento, lo primero que hizo fue llamar a su secretaria. La tormenta había inundado las calles del microcentro. El agua tardaría al menos un par de horas en escurrirse.
Tomó su antiguo diario y continuó leyendo...
Pablo me tomó de la barbilla y dijo mirándome a los ojos:
-Vos sos “mía”, no de “él”. Nada va a pasar que vos no quieras. No tengas miedo. Ya nos vamos…-.
Nos levantamos y fuimos hacia el auto. Mientras manejaba hacia mi casa no dijo ni una palabra. Yo tampoco.
A la mañana, antes de que saliera para la oficina me llamó Gustavo. Me alegró muchísimo escuchar su voz. Lo extrañaba horrores. Necesitaba su abrazo…Obviamente, no le conté lo que pasó el primer día de su ausencia…
Por suerte, Pablo desapareció unos días…Al cuarto volvió a la carga. Salía de la oficina y me estaba esperando. Estaba con el auto de Gustavo.
-Mirá Analía, quiero pedirte perdón por lo del otro día. Te prometo que no va a volver a suceder-.
Ni lo miré. Seguí caminando como si no lo oyera. Se plantó delante de mí y me dijo:
-No te hagas la que no escuchas. Sé muy bien lo que sentís cuando me acerco a vos, porque yo también siento lo mismo…Vayamos a tomar un café así hablamos tranquilos-
No sé porqué acepté. Pensaba en Gustavo, que es todo ternura, me da seguridad, me hace sentir protegida…pero hay algo en Pablo que me mueve de tal forma el piso, que mi corazón se pone a latir a mil y siento que casi no puedo respirar…
(continuará...)
Una cosa simple pero bien linda es que te preparen el desayuno. A mi me da un poco de verguenza porque siento que no hice nada y no lo merezco, pero se siente muy bien.
ResponderEliminarY prepararlo para alguien se siente mucho mejor!
Vaya con el fontanero, que inoportuno...
ResponderEliminarSigo leyendo...
Esta mujer esta hecha un lio... La cosa, sin duda, promete...
ResponderEliminarUn abrazo, Maribe
Todavia
ResponderEliminarEs muy lindo que a uno le hagan el desayuno, es verdad. Seguramente si alguien lo hace para tí, es porque te aprecia de verdad...
Un beso
Antiqva:
ResponderEliminar¡Muy inoportuno! Jajaja!
Besos
Antiqva:
ResponderEliminarQue Pablo la persiga de esa manera hace que Analía esté confundida con respecto a lo que siente...
Veremos si puede tomar, al menos, una decisión acertada...
Besos
ESTA MUJER ESTÁ COMPLICADITA NO?.
ResponderEliminarMI MARIDO ME HACE LA COMIDA.
UH... ME DEBE AMAR DE VERDAD O NO LE QUEDA OTRA JAJA POBRE!!!
BESITOS
Analía es una coqueta que quiere hacerse modosita pero no, ya la voy conociendo.
ResponderEliminarEmmm... mi marido me prepara el desayuno y a veces la comida je.
Besos Maribé.
Seguramente te ama Luján!
ResponderEliminar(Mi marido también cocina para mi y muy rico!)
Besis
Malque:
ResponderEliminarJjahaja! Es verdad, Analía es muy coqueta...
¡Mi marido está cocinando mejor que yo! =0
Besos