Mis amigos...

miércoles, 4 de mayo de 2011

El Diario de Analía XXIII -

Analía salió corriendo de su departamento para buscar su abrigo que había volado inesperadamente al balcón del vecino. Tocó el timbre y antes de que tuviera tiempo de reaccionar, la puerta de su departamento se cerró bruscamente. Recién entonces se dio cuenta que no llevaba puestos  zapatos -solo unas medias de algodón-, que no traía su celular y, lo peor de todo, que ¡había dejado el manojo de llaves adentro!! El vecino abrió la puerta de par en par y exclamó con una amplia sonrisa:
-¡Por fin viene mi linda vecinita a visitarme! 
Analía apenas logró balbucear algo acerca de "estar encerrada pero afuera". Bruno la condujo suavemente hasta una silla y le sirvió un vaso con agua. Recién en ese momento Analía pudo presentarse y ya más tranquila, contar lo que le había sucedido. 
-Bueno, no te preocupes, llamamos por el interno al encargado del edificio y listo - dijo Bruno, alcanzándole el abrigo.
-No está. Se fue de viaje un par de días...Vi el cartel en el ascensor- dijo Analía
-¡Uhhh! ¡Si! ¡Tenés razón! ¿Y ahora qué hacemos?...No tengo celular tampoco, me lo robaron.
De pronto se produjo un apagón y el departamento quedó a oscuras.
-¡Nooo!¡¡ Encima esto!!- exclamó Analía y se puso a llorar.
-No, por favor no llores, ¡no soporto ver llorar a una mujer!- dijo Bruno.
-¡No podés verme, si está todo oscuro!- dijo ella entre sollozos.
-Esperá, creo tengo algunas velas...hummm, dejame pensar donde las puse...
Bruno prendió un par de velas ya usadas. 
-Querida Analía, lamento comunicarte que son las únicas velas que tengo. Y creo que no van a durar mucho tiempo. Vas a tener que dormir aquí.
Analía lo miró asombrada y le respondió:
-¡Ni loca me quedo en tu departamento a dormir!
-¿Té, café? ¿qué preferís?- le dijo Bruno y agregó- Los ascensores no andan, estamos en un noveno piso, no tenes zapatos, no tenes celular para llamar a nadie, no tenes tus llaves... ¡No tenés otra opción!
Analía consideró su situación y respondió:
- Café. Un tazón, el más grande que tengas por favor. Gracias por ayudarme.
Bruno sonrió. 
Ese fue el comienzo de una larga charla que duró hasta altas horas de la madrugada. La luz de la luna llena entraba por el ventanal. Sentados en el cómodo sofá, se quedaron dormidos...



(continuará...)












14 comentarios:

  1. El clima es subyugante. La oscuridad, la poca ropa, la situación... dale Analía!

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  2. QUE SITUACIÓN LA DE ANALÍA.
    QUÉ HARÁ EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO, PASARÁ ALGO?.

    A ESPERAR.

    BESITOS, AMIGA.

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  3. Aqui estaré para saberlo!. saludos María :)
    Me encantó la adita que me sigue a todos lados!

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  4. Amiga, menuda encerrona que has preparado a la mujer... Creo que tu estas compinchada con el vecino... Je,je,je...

    Un abrazo grande

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  5. Analía está buscando el pecado jiji, quien encontrar el mal paso quiere por fin se cae.

    hasta la próxima pag, yo toy con ansias, lo bueno es que aquí no das comerciales, solo tiempo para ir a trabajar y después volver a saber qué sucede con Analía.

    Lindas tus letras y entre ellas tú.

    besoooooooooooooooooo

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  6. Imaginación, desenfado, gracia y una ternura especial en tu relato, que lo hacen fenomenalmente bueno...te sigo...Un abrazo muy fuerte de azpeitia

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  7. YO HE PERDIDO AÑOS ESPERANDO A ALQUIEN QUE NO ME AMABA, PERO ÉL ME HACÍA CREER QUE SÍ...

    CUANDO UNO ESTÁ ENAMORADO SE PONE COMO CIEGO Y NO VE LA REALIDAD QUE TIENE ANTE LOS OJOS.

    BESITOS
    CARIÑOS PARA VOS

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  8. Curiyú:
    Están todas las condiciones dadas. ¡Yo le dije que afloje!!! Jaja!
    Besos

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  9. Hummm Luján tal vez pase algo...

    Saludos!

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  10. ¡Bienvenida burbuja de yo!
    Me alegra mucho tu visita y que te haya gustado la historia...que continuará...

    Saludos y muchas gracias!
    Maribé

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  11. Antiqva:
    Es que el vecino me cae simpático, jeje!

    Besos

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  12. Gracias Ambrosia por tus palabras tan bonitas!
    Veremos qué hace Analía, es impredecible...

    Un beso

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  13. Muchas gracias Azpeitia!
    Me encanta que te guste el relato!

    Un beso

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  14. Ay Luján, es verdad eso que decís. El enamoramiento nos pone ciegos!

    Besitos

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