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martes, 12 de abril de 2011

El Diario de Analía VIII -Una noche especial 1ª Parte

Martes. ¡Menos mal que es feriado!" pensó Analía. "Hoy sí o sí termino de guardar todo en las cajas". Se puso ropa cómoda y continuó embalando las cosas. Cerca del mediodía la llamó su abogada y le dijo que tendría una nueva audiencia en el juzgado y que podría ser la última. "No veo la hora que esto termine. No quiero verlo nunca más"...
Gustavo y Analía no habían tenido hijos. Después de  varios estudios los médicos diagnosticaron que Gustavo era estéril. Pero eso no le impidió que le fuera infiel a su esposa. Todo terminó en el divorcio. 
Analía miró por la ventana. Era un día radiante. Buscó el diario, un almohadón y fue a sentarse debajo del ciruelo para descansar un rato y continuar con la lectura...


Tardé como dos horas en decidir qué iba a ponerme. Ganó la elección mi vestido de seda floreado con detalles de encaje en el escote. Lorena me ayudó a hacerme el peinado recogido. Make up, aros, sandalias altísimas, perfume, carterita… y listo!
-¡Pablo no va a saber dónde mirar primero, si tus piernas o tu escote!- dijo mi amiga riéndose-¡Le va a dar un infarto pobre hombre!...¡Buena suerte chiquita, que lo pases bomba y no te olvides de cuidarte...ya sabés a qué me refiero...
-Sí, no te preocupes, ¡Gracias amiga!- le contesté al subir al taxi.
Cuando llegué al lugar de la cita, Pablo no había llegado, así que me quedé parada al lado de la puerta del bar, un poco incómoda por la mirada de los transeúntes. De pronto paró un auto gris y se abrió la ventanilla. Miré para otro lado, pensando que sería un tipo que andaba buscando, bueno, ya sabés... pero no… Era Pablo.
"Ay, Pablo si supieras cómo me movés el piso!!! Estabas hermoso...y con ese perfume!! Wuaw!"
 Fuimos a Puerto Madero, yo le había dicho que nunca había ido a  cenar por esa zona de la ciudad. Cuando entramos al restaurante, el Maître nos acompañó hasta la mesa reservada para nosotros, en la terraza con vista al dique. Un lugar espectacular.
Como bienvenida y cortesía de la casa, nos trajeron sendas copas de vino blanco. Brindamos por el reencuentro…
Cuando fuimos a cenar la otra vez él me pidió que le dejara escoger el menú, y yo acepté….No se lo digas, pero a mí no me gustan los camarones, y él pidió eso de entrada. Y después algo de salmón a la no sé cuánto, y tampoco me gusta el pescado. No comí casi nada, en parte por eso, pero también porque estaba muy nerviosa…
Como nos trajeron una carta para cada uno, elegí lo que me gustaba. El hizo lo propio y se encargó de escoger el vino. Todo estuvo riquísimo.
Hablamos mucho. Nos reímos más. Me contó que había nacido en Buenos Aires y que vivió muchos años en Salta, pero que la vida lo había llevado de nuevo a la Capital. Que extrañaba las montañas y la tranquilidad de esa ciudad norteña. Que ya había alquilado departamento, pero que sólo había podido llevar algunas de sus cosas, que quería que yo lo viera…Le hable de mi proyecto de retomar mis estudios, de que extrañaba Córdoba pero no quería volver…
Después de la cena caminamos de la mano un rato y cuando estábamos en el Puente de la Mujer nos detuvimos un momento para observar el reflejo de las luces en el agua. Se acercó más a mí, me llevó de espaldas suavemente hasta la baranda y tomándome de la cintura me dio un beso suave y profundo…
"Ay Pablo, vos con tus manos eléctricas y tus besos que erizan toda mi piel!"
-Vayamos a tomar una café, ¿te parece?- le dije.
Fuimos a un pub muy lindo. Pero no tomamos café. Pedimos unos tragos largos. Casi no había gente en el lugar. Nos besamos de nuevo, varias veces, hasta que me sugirió ir a un sitio más privado.
A esa altura, ya no tenía fuerzas para rechazar nada de lo que Pablo me propusiera…

Analía dejo el diario a un costado. ¡Hacía tanto tiempo que no tenía una cena romántica! La actitud de Gustavo la había herido demasiado. Era como si él le echara la culpa de su problema de esterilidad. Lo que más le dolió fue su infidelidad. Ya no quería recordar eso. 
Seguía siendo una mujer hermosa, así que siempre se le acercaba algún señor. Pero ella...a ella nadie lograba interesarle lo suficiente.
Cerró lo ojos por un momento, dejando que el sol acariciara su rostro... 


(continuará...)





8 comentarios:

  1. ¡¡No te digo, además con un divorcio a cuestas!!
    La confianza no siempre es retribuida con fidelidad.
    Bueno, pero ahora Analía ya no caería ante un Don Juan y unas cuantas copas ¿o si?
    Bueno ya lo sabremos en algún momento.
    Un abrazo Maribe, cuídate, que estés muy bien, luego nos leemos.

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  2. La Analía actual se está divorciando y la otra, la jóven, empezando una relación. Ninguna de las dos sabe en qué terminará todo...
    Nos leemos Pherro.

    Besos

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  3. Leyendote.

    Creo que ambas complicandose la vida pero......son mujeres no???

    Cariños

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  4. Jahajajajaja!Es cierto Abuela, muchas veces las mujeres nos complicamos sin sentido.

    Besos

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  5. Amiga, todo bello y romatico, pero se presiente que hay algo que marcha mal... Es como si se barrunta una tempestad...

    O no, quien sabe...

    Un abrazo fuerte

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  6. Hola Antiqva:
    Todavía la historia no termina...sólo eso puedo adelantarte

    Un beso

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  7. Hola Malque:
    Tu intuición no se equivoca...
    Beso

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