Lunes. Analía salió temprano para la Galería. Desde que su hermano había fallecido en el accidente, ella se había mudado de nuevo a Córdoba, haciéndose cargo de la Galería de Arte que él había montado. Se había ganado una buena posición en el mercado artístico local. Tenía un par de empleados, pero le gustaba encargarse ella misma (así era con todo) de tratar con los artistas y los clientes. Esa mañana vinieron unos extranjeros y compraron varias obras de un joven pintor. Analía estaba contenta. "Al fin un respiro. Necesitaba tanto este dinero!..." se dijo. No volvió a su casa al mediodía. Los compradores la invitaron a almorzar en un elegante restaurante céntrico. La tarde también estuvo movida. Al anochecer se inauguraba una muestra de esculturas en el salón principal.
Cuando volvió a su casa, casi a medianoche, se fue directamente a acostar. El diario estaba ahí, así que aprovechó para seguir leyendo su propia historia, que casi había olvidado...
"Pablo reapareció. Me llamó justo cuando estaba llegando a la oficina. Me invitó al cine, a ver una comedia. Le dije que no podía, que tenía otro compromiso. Insistió, pero no aflojé. ¿Qué se piensa este engreído? Me dejó plantada por una semana completa. Y ahora pretende que yo deje todo para ir corriendo a verlo. Que ni lo piense, ni lo sueñe, ni lo imagine.
Cuando volvió a su casa, casi a medianoche, se fue directamente a acostar. El diario estaba ahí, así que aprovechó para seguir leyendo su propia historia, que casi había olvidado...
"Pablo reapareció. Me llamó justo cuando estaba llegando a la oficina. Me invitó al cine, a ver una comedia. Le dije que no podía, que tenía otro compromiso. Insistió, pero no aflojé. ¿Qué se piensa este engreído? Me dejó plantada por una semana completa. Y ahora pretende que yo deje todo para ir corriendo a verlo. Que ni lo piense, ni lo sueñe, ni lo imagine.
“No me mandaste ni un miserable mensaje”, le dije. Me respondió que había estado con mucho trabajo, no había tenido tiempo para nada y encima tuvo que irse de viaje. Le dije que en serio no podía, que tenía que ir a una entrevista de trabajo. Que cualquier cosa yo le iba a avisar cuando tuviera tiempo para él.
“Prometeme que salimos mañana” me dijo. “No prometo absolutamente nada”, contesté…(”A este señor no tenemos que darle el gusto muy rápido, Analía, no aflojes ¡por favor!” me repetía la voz de mi otro yo).
Por supuesto que todo era mentira, que no tenía ninguna entrevista, pero no se me ocurrió otra cosa.
“No vayas hacia él. Deja que él venga hacia ti” me dijo Lorena cuando le conté lo que estaba pasando. Eso hice, iba a tener que esmerarse.
Durante el resto del día, a cada hora, me envió un mensaje con un piropo de esos que te levantan la autoestima y que no te dicen muy seguido (lo único que escucho en esta ciudad son groserías, no como en mi Córdoba natal…los hombres cordobeses son sumamente imaginativos y sobre todo divertidos). Debió tenerlos anotados, no me explico sino de dónde sacaba tantos. Pero igual yo seguía enojada. O me hacía la enojada, para el caso es lo mismo. A la noche me volvió a llamar. Me preguntó si estaría libre al viernes, que tenía muchísimas ganas de verme, que no se había olvidado de mis besos, que teníamos que seguir conociéndonos, que no podía dejar de pensar en mí, que fuéramos a cenar, que después, si yo quería podríamos ir al cine, o a bailar, donde yo quisiera, que yo pusiera las condiciones...
Y bueno, no pude negarme.
Cuando le conté a Lorena me preguntó: “¿Te va a pasar a buscar en su auto?”.
“No, quedamos en encontrarnos en el bar del otro día, porque él se va a quedar trabajando en su oficina; me dijo que tiene muchas cosas atrasadas por el viaje y que iba a ir directamente…Y me parece que no tiene auto, o al menos las pocas veces que salimos no dijo nada acerca de eso.” Lorena me miró y sentenció:
”Querida Analía, una princesa tan bella como vos se merece que la pasen a buscar en una carroza último modelo, en lo posible importada”.
Pero yo le respondí que no quería que supiera dónde vivo. Después de todo, no había pasado demasiado tiempo desde que lo había conocido."
"Pablo era tan...persuasivo. me enamore de él desde el primer momento que lo vi" pensó Analía, "tenía algo, que no puedo explicar, y que nunca dejé de sentir. Su mirada...no se qué era lo que hacía que me atrajese tanto"... "Tanto me atraía que tuve miedo de perderme a mí misma..."
Estaba muy cansada, así que dejó el diario y se dispuso a dormir.
"Pablo era tan...persuasivo. me enamore de él desde el primer momento que lo vi" pensó Analía, "tenía algo, que no puedo explicar, y que nunca dejé de sentir. Su mirada...no se qué era lo que hacía que me atrajese tanto"... "Tanto me atraía que tuve miedo de perderme a mí misma..."
Estaba muy cansada, así que dejó el diario y se dispuso a dormir.
(continuará...)
Debe haber sido un adonis Pablo para que se enamoré tan perdidamente de él; o tal vez ella estaba muy cansada de la rutina y la exigencia de la vids adiaria. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarEnamoramientos que son fatales.
ResponderEliminarTe sigo leyendo
Cariños
La verdad que a estas alturas de mi vida (jajaja casi ando arrastrándome, pero en fin) no entiendo ese tipo de supuesto enamoramiento; se que es ficticia la historia pero no puedo dejar de proyectarme en algunos pasajes, por cosas que viví y vi.
ResponderEliminarSigue interesante el asunto, muy cotidiano y real, demasiado real.
Excelente Maribe.
Un abrazo, cuídate, que estés muy bien, luego nos leemos.
Hola Drac:
ResponderEliminarAnalía es muy jóven, crédula, casi te diría inocente, con todas sus hormonas a flor de piel. Y Pablo era un don juan con bastante experiencia.
Pero todavía la historia no termina...
Gracias por pasar.
Saludos
Gracias Abu! Buenísimo que sigas la historia!
ResponderEliminarCariños!
Maribe
Hola Pherro! Qué gusto que estés por aquí!
ResponderEliminarNooo, no estés mal!! Me pongo muy triste si mis amigos están mal... :(
Me encanta que te guste la historia y sobre todo que te parezca real...Pero esa Analía no existe más que aquí...(como me dijo alguien cuando leyó una parte del escrito "¿Todo eso tenés en tu cabeza?" Bruto, casi lo mato jajaja)
Enamorarse...puede ocurrir en cualquier momento, a cualquier edad, en circunstancias insospechadas, en fin. Se siente como ir en una montaña rusa...El vértigo que provoca te hace sentir mariposas en la panza!
Cuídate Pherro, disfruta de la vida, qué más puedo decirte? Arriba ese ánimo, si apenas son cuatro días locos los que vamos a vivir...
Un fuerte abrazo :)
Maribe
Que emoción ya quiero saber más, nos das la mínima dosis para tenernos pegados Maribé jeje.
ResponderEliminarBeso.
Malque, que bueno que te guste!
ResponderEliminarGracias
Besos
Me encanta el modo en que unes las historias, pasando de aqui a alla... De la joven, a la madura... Y la intermediacion de Lorena, que añade "jaleo" al asunto...
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Hola Antiqva:
ResponderEliminarQué bueno que te guste. Para mi es importante lo que opinan.
Un beso!