No dar nada por seguro....

Queridos amigos:
Por estos días, estaré visitando a mi hija y su hermosa familia, por lo cual se me hará bastante difícil conectarme a Internet. Cuando vuelva, prometo visitarlos y ponerme al día con sus publicaciones.
Les dejo un cuento -que no es mío- y que espero disfruten...
¡Muchas gracias a todos!!
Besos y abrazos 
Maribe

"Un joven guardia se jactaba de que él, y sólo él, podía conseguir lo que el rey deseara. Cansado de la pedantería de su súbdito, el monarca quiso darle una lección pidiéndole algo imposible:

- Tráeme un anillo que convierta a las personas tristes en felices, y viceversa, a las felices en tristes.

El guardia salió a buscar el anillo, pero después de recorrer todo el reino durante casi un año, no encontró nada.

El plazo para entregar la joya tan preciada estaba a punto de expirar y no quería volver al palacio con las manos vacías. Disgustado por su mala suerte y exhausto de tanto andar, se sentó bajo la sombra de un árbol. Un hombre mayor que pasaba por allí lo vio tan abatido, que le preguntó qué le pasaba.

El guardia le contó su problema. El anciano no dijo una palabra y siguió su camino. A los pocos minutos, regresó con un anillo que tenía una inscripción. Al leerla, el guardia pasó de estar deprimido a sentirse completamente feliz.

Con gran entusiasmo, emprendió su camino de regreso. Mientras tanto, el rey lo esperaba ansioso y muy contento: quería explicarle que la verdadera razón de aquel encargo había sido humillarlo frente a toda su corte y divertirse a costa de él.

El guardia se acercó al trono y le entregó el anillo. El rey leyó la inscripción y su sonrisa se esfumó de inmediato, dando paso a una expresión llena de amargura. Intrigados, los cortesanos miraron el anillo. La leyenda decía: "Esto también pasará".

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