Tal vez esa noche no fue la más adecuada. El viento sur soplaba con fuerza, arremolinando las hojas y no le permitía ver con claridad lo que ocurría a su alrededor. Comenzaba a caer una leve llovizna. Abrazó con fuerza su abrigo y apuró el paso. Pensaba en que debía haber esperado un poco más, haber planeado mejor ese momento. ¡Si aunque sea hubiera podido preparar un pequeño bolso con algunas de sus pertenencias! También debería haber llamado a su amiga y preguntarle si podría albergarla aunque sea por una noche.
El viento revolvía su pelo. Al arreglarlo rozó su pómulo derecho. Era donde más le había pegado. El ojo le había dolido en el momento, pero ahora lo único que sentía era la hinchazón y algo de ardor. Vió que venían dos jóvenes tambaleantes, quizás con demasiado alcohol encima. Cruzó rápido la calle, pero al llegar a la otra acera, tropezó y cayó. Ya no pudo aguantar el llanto. Estaba desesperada. A pesar del dolor se levantó y siguió caminando. Faltaban aún algunas cuadras. Había dado un rodeo para evitar que él la siguiera...
Se habían conocido un par de años atrás. Al principio las cosas funcionaban bien entre ellos. A ella le encantaba que él se apareciera a la salida de su trabajo sin avisar. Cada vez que se veían, él le regalaba una poesía o una flor. Se lo presentó a su mejor amiga, pero él reaccionó mal, le dijo que no le gustaba esa chica, que dejara de verla. Y la verdad es que ella le hizo caso: prefería estar con él. Le había propuesto ir a vivir juntos, que dejara el trabajo, que con lo que ganaba él sería suficiente para los dos. Y desafortunadamente lo hizo.
A partir de ese momento, las cosas fueron empeorando. La celaba por cualquier motivo. Cuando caminaban juntos por la calle, si algún hombre la miraba, armaba un escándalo. No quería que visitara a nadie. ¡Para colmo sus padres vivían tan lejos!. En un ataque de furia, le rompió los pocos cosméticos que ella usaba de vez en cuando.
Parecía que las cosas no podían estar peor, hasta que quedó embarazada. Ahí realmente comenzó el infierno. Empujones, golpes, insultos, cada vez con más fuerza. Cuando eso sucedía, él decía que ella era la culpable porque lo hacía enojar, luego lloraba y le pedía que lo perdonara, que él la amaba, que no iba a volver a pasar. Ella le creía. Pensaba que si no fuera tan tonta las cosas irían mejor y terminaba dándole una nueva oportunidad. Pero volvíó a suceder una y otra vez, hasta el día que después de una paliza perdió el embarazo. Ni siquiera la acompañó al hospital, ni fue a verla mientras estuvo internada. La doctora que la atendió le dijo: ¿Quién te hizo esto? No dejes que te levante la mano ese malparido. Sus golpes mataron a tu bebé. Esa clase de bestia nunca para...
Esas palabras le hicieron darse cuenta que si no lo dejaba corría riesgo su vida. Así que volvió a la casa con la intención de decirle que lo iba a dejar y llevarse sus cosas. Él la recibió sonriente, con un ramo de rosas. Ella estaba aterrada, pero trató de dominarse y mirándolo a los ojos le dijo que iba a abandonarlo...Comenzó de nuevo el infierno...
Llegó a la comisaria e hizo la denuncia. El oficial le preguntó por qué no lo había hecho antes. Revisaron sus heridas, las curaron un poco y le dieron la dirección de uno de los albergues para mujeres maltratadas. Una mujer policía que se encontraba ahi, le dió algo de dinero.
No había caminado ni dos cuadras cuando lo vió, esperándola. Horrorizada al ver que tenía un arma, intentó correr hacia el lado contrario.
El viento apagó un poco el sonido de los dos disparos que dieron de lleno en su espalda...
La ex pareja es culpable del 39 % de los asesinatos de mujeres: Uno de cada cuatro crímenes ocurre en los dos meses posteriores a la separación
http://www.clarin.com/sociedad/ex-pareja-culpable-asesinatos-mujeres_0_314368651.html
No se como a veces llegamos a soportar extremos innimaginables con tal de no sentirnos solos.
ResponderEliminarQue tiste nota y que relato más duro.
Hola Maribe:
ResponderEliminarTriste realidad de nuestros días. Hagamos lo que este en nuestras manos para acabar con la violencia.
Cuídate, que te vaya muy bien, luego nos leemos.
Desgraciadamente cuando la mujer se decide a dar el siguiente paso ya es demasiado tarde.
ResponderEliminarHola MB:
ResponderEliminarEs duro y verdadero este tema. Por aquí las leyes contra los violentos son muy blandas: encima cuando lo expresas, los ignorantes te tratan de represor o facista.
Las mujeres y los niños deberían ser amparados con todo el peso de la ley.
Saludos.
D
Todavia, Pherro, Malque, D. :
ResponderEliminarLa mujer que permanece al lado de un hombre así, necesita tanta atención psicológica como el golpeador. Existen ciertos patrones de comportamiento que se repiten en este tipo de personas y relaciones, que deberían darse a conocer al público. En general no se habla del tema, o se lo minimiza, como justificando semejante conducta.
Como sostiene una de las personas entrevistadas en el artículo de Clarín, se trata de una cuestión cultural, originada en una educación sexista. Es una vergüenza que las leyes no se apliquen por falta de presupuesto o porque no se le concede a este tipo de situaciones la importancia que merece.
Saludos y gracias a todos por sus palabras!
Maribe
Hola Maribe. Gracias por la visita. Cuando lei tu texto estaba a la mitad del trabajo haciendo la pausa del emparedado. Me di el ultimo trago con dificultad. Esta es una historia muy conocida desafortunadamente. La violencia de genero es bidireccional y es muy dolorosa. Definitivamente volvere aqui. Un abrazo.
ResponderEliminarHola Hecate:
ResponderEliminarEs un tema del cual casi no se habla...
Muchas gracias por pasar y por tus palabras.
Siempre eres bienvenida.
Saludos
Maribe
María Beatriz:
ResponderEliminarTe pase a visitar.Me encantó tu blog es muy lindo.La historia es un triste pero hay parejas que, lamentablemente, tienen este comportamiento y ni siquierea buscan ayuda.¡que pena!.
Te seguiré.Un mundo de sonrisas para ti.Rayén