Eran las tres de la madrugada en punto cuando dijiste que volvías con tu ex, con la mirada fija en el cenicero donde
tu cigarrillo lentamente se convertía en humo.
Quise saber el motivo por el cual deseabas regresar a esa relación que habías jurado estaba terminada.
Pensé que, si habías decidido volver
con ella, tenía que haber un porqué: ¿Quizás ella era
divertida? ¿Tenía dinero suficiente para mantenerte? ¿Había entre ustedes sexo salvaje? ¿Qué era lo que te ataba a esa mujer?...
¿Recuerdas, mi amor, lo que dijiste?...Dijiste que ella estaba vieja y gorda, que ya no era divertida y que
tampoco tenía dinero, pero que aún disfrutaban de algunas cosas en común.
Por unos segundos, los imaginé en la cama, su cuerpo de vaca, saltando sobre el tuyo, sus
ubres pecosas rebotando en tu pecho...
Sentí nauseas y fui
corriendo al cuarto de baño. Necesitaba arrojar en el inodoro cada uno
de tus falsos te amo, tus promesas incumplidas, las mentiras de tus
besos y caricias, que me quemaban la piel.
Tú, mientras tanto, semidesnudo y en silencio, recogías todas tus cosas sin mirarme.
De pronto recordé el frasco azul. Fui
a la cocina y puse agua a calentar. En el preciso momento en que ibas a marcharte, mientras todo lo que había vivido contigo esa noche daba vueltas en mi mente,
te ofrecí una taza de café amargo, tu preferido, más amargo que de
costumbre.
-Gracias- dijiste. Y lo tomaste de un solo trago.
Observé como caías, retorciéndote sobre la alfombra y pensé que al final, eso había sido lo
mejor. El comerciante dijo que era muy efectivo. Y era verdad, había sido muy útil para exterminar las ratas
que provenían del terreno vecino.
Cuando dejaste de moverte, me acerqué a tu oído y te dije:
"Nunca iba a permitir que una mujer como ella te alejara de mi. La verdad, mi cielo, nunca entendí por qué esa vaca, gorda, babosa y estúpida te interesaba tanto. Ahora nunca vas a dejarme."
Mi café se había enfriado, como tu cuerpo. Lo tomé despacio sintiendo su sabor acre en cada sorbo y me recosté a tu lado...
Que texto tan impactante Maribé, te felicito. Pero... las vacas también tienen derecho a ser felices pero no a costa de uno je.
ResponderEliminarBeso
Hola Malque!
EliminarPara envenenar a alguien uno debe estar completamente chiflado...no te parece?
Y concuerdo contigo, que las vacas tienen derecho a ser felices!! jajaja
Qué te diré, esta mujer es jodona y salió con la suya, muy parecido a muchas y a muchos.
ResponderEliminarAbrazooos Maribe
y ahora estás rubia eh wooooooo woooooo woooooo i like
Gracias Alejso! Besotes para ti :))))
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