Nunca más

Ella lo miró directo a los ojos. Nunca antes lo había visto así, tan pálido y ojeroso. Claro, él ya no podría lastimarla más. No habría acuerdos incumplidos ni promesas inútiles nunca más. ¡Nunca más! Había decidido dejar de sufrir…

Tanta mentira había desgastado su amor.

- Por favor, mi amor…hablemos de construir, no de destruir- dijo él con voz ahogada.

- Lo siento. Perdiste tu oportunidad.

Se sacó el anillo y lo dejó sobre la mesa. Pensó que el duelo por el fracaso de la relación, ella ya lo había superado antes de tomar su decisión. Durante todo ese tiempo, aunque lo perdonó en muchas oportunidades e intentó varias veces entablar un diálogo productivo, él lo único que hacía era asentir estúpidamente y no darse por enterado de nada. Le alcanzaba con llegar a la casa y encontrarla, junto con la cena y el control remoto del televisor. Claro, cuando ella le dijo que lo dejaba, a él se le vino el mundo abajo...

Lentamente se levantó y se puso el abrigo. Al salir del café, un rayo de sol que asomó entre las nubes, le iluminó el rostro. Una señal de buena suerte…