Buscó la birome dentro de la cartera y se la prestó. Sabía que ese día sería el final de tantas noches en vela, al menos causadas por ese motivo.
Al principio, lloraba todas las noches…
Al principio, lloraba todas las noches…
“Tristemente es así”, pensó, “Es mejor dejarlo ir".
Cuando el hombre terminó de escribir el nombre en la tarjetita, la colocó en el collar nuevo, junto con la correa, y se lo ajustó.
Hacía casi ocho meses que se lo habían regalado: un pompón negro al que llamó “Lobo”. Ahora, el ovejero belga era demasiado grande para tenerlo en el departamento. Pobre perro, siempre encerrado.
Lo acarició por última vez.
Cuando cerró la puerta se dió cuenta: tendría que comprar otra manta para su cama, ni siquiera tendría un perro que abrazar en las noches de invierno…
Ah que feo no tener siquiera un perro que abrazar.
ResponderEliminar:(
Realmente duele.
ResponderEliminarCariños.
Hola MB.
ResponderEliminarComprendo el cuento. Aunque no soy afecto a las mascotas, entiendo el sentimiento que generan. Sin embargo, cuando una persona adopta una, se hace totalmente responsable por su suerte.
Único responsable.
Prever estas cosas es lo mejor.
Saludos cordiales.
D.
Ay no, q tristeeeee :( :(
ResponderEliminaryo que vivo con mis tres gatos y dos perros y los pollos y las tortugas...me imagino q debe ser re triste!!
Por lo menos decime q lo dio a un lugar re lindo con 3 hecatareas de patio y dos perros más para jugar, si????
besos :)
Malque, Abuela:
ResponderEliminarEs muy dura la soledad...a veces una mascota puede ser una gran compañia.
Saludos
Hola D.:
ResponderEliminarEs totalmente cierto que uno es responsable por la mascota que tiene a su cargo. Un animal merece ser tratado como corresponde y estar en una ambiente que sea apropiado para él.
Saludos
Lauri! Debe ser muy difícil tener que separarse de una mascota que uno aprende a querer por no poder cuidarla correctamente!
Un beso
=..(
ResponderEliminarSeguro que el perrito tambien iba a estar muy triste.